Sí, es verdad soñar no cuesta nada. En el momento que vivimos los sueños no nos duelen, nos hacen felices, tan sólo un par de segundos, es como una pausa en medio de la asfixiante realidad. Un par de segundos basta; aveces, para calmar el fuego que te quema por dentro, cierras tus ojos y comienzas a soñar, con la eternidad del resplandor que ilumina por completo tu día y lo hace diferente, con el dulce timbre de su voz al decir tu nombre, con su pálida piel más suave que la seda, con sus ojos; sus ojos azul cielo que te dan la calma que tu corazón anhela, y sigues soñando con acariciar sus lisos cabellos, y besar sus labios tan cálidos como el sol, un escalofrío recorre tu cuerpo, y te estremeses; el insesante revoloteo de las mariposas en tu estómago... y abres los ojos, despiertas. Sólo ha sido un sueño. El mejor sueño de tu vida. Y es ahí donde comienza a doler otra vez.
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